De convocatorias

mediadores y modernismos








LA LUZ  desglosa puertos propicios 
Su consciencia escoge fondos enfebrecidos, 
Como valoraciones del mundo anterior a la nada 
que se bate en lo invisible

Los resultados que arroja la sombra 
Las variaciones microscópicamente visibles 
(vibratos del contorno inspirador)
Aquí toda línea recta es apenas el comienzo 


En las convocatorias al tiempo que aparecen los primeros argumentos, es inevitable que estos se sofoquen de antinomias 1 y formidables vacíos. La relación que establecen quienes por sus propios principios jamás compartirían, desde ninguna condición o megalopropuesta nada que no fuera el mismo vaivén de los disgustos y los malos entendidos. El pensamiento de mediación que ablanda carácter con la no menos ingenua intención de reciclar las diferencias y consabidas reservas con el estado. El maniqueísmo puramente sintáctico y programático que sin la esencia viva del parecer autónomo del artista y su idílico salvajismo, hace que con el tiempo y estas propuestas se pierda, tal vez, el grato dilema de la autonomía, aquel divino y entrañable privilegio de opinar acerca de cualquier cosa y en el tiempo que sea,  creando o reinventando escenarios para hacerlo.
Ciertamente, ha también experimentando el  tenebroso trance de la obediencia y el escarnio publico, desapareciendo aquel carácter indomable del artista como lo concebíamos antes.
Todo discurso estético deja ver sus gustos, tanto como sus disgustos; las preferencias sociopolíticas y de índole puramente científico, evidenciando las intensiones del mediador, hasta que no fuese raro encontrar que otros (muchos) se interesen y sigan el camino señalado de migajas que proponen los nuevos cultores de la modernidad “sobresalientes” y con una capacidad muy especial para conducir a otros individuos que a su vez sueñan algún día conducir a otros (muchos) y ser igual de sobresalientes que algunos pocos.
Así que no deja de parecer una paradojal congruencia esta relación entre el estado y los artistas. El espíritu del arte se desarticula en forma sistemática no solo entre sus creadores si no también en quienes han hecho posible este incomodo contubernio. Estos entes mediadores hacen que las partes, siempre antagónicas, no solo en su formación si no también en sus principios y practicas, curiosamente congenien, pues van elaborando tanto de un lado como del otro, lugares comunes y las idílicas escisiones que formalizan tal devastación y que son las que han hecho un incomprensible trámite para su beneficio y no sabemos que tanto para el de los artistas.
Esta extraña dependencia, que naturalmente socava la personalidad, ciertamente poco verosímil y que se suma a la celeridad en que se suceden los alumbramientos de la "modernidad" haciendo muy complicado, que tal fugacidad se adhiera a una idea clara y un sentido coherente, febrilmente contemporáneo y que en unos términos ciertamente satisfactorios, dilucide sin tanto acomodamiento y perdidas, el lugar cosmogónicamente propicio que el arte siempre ha cultivado por si mismo sin las consabidas alteraciones de tiempo, lugar y “circunstancias” que siempre  los críticos encuentran de su agrado y dominio.

1-Luis Brea define como carácter antinómico  a lo concerniente a su propia condición institucionalizada-: aparece un efecto de auto negación. frente al orden de complejidad en el pensamiento -resuelto en una propuesta simultáneamente poética y política, estética y programática- que tal efecto impone, las salidas simplonas habrían preferido siempre o el pragmatismo cómplice -o el puro y mero rechazo.

la gran maquina del ninguneo recreacional con incentivos económicos como el carburante que garantiza por su calidad y buen desempeño, larga vida al extraño y novedoso adelanto; naturalmente esto no es extraño si bien es cierto que los adelantos tecnológicos y esta fiebre tan elevada por el cuántum y sus vertiginosas y descabelladas propiedades, han hecho que todos estemos empeñados en que cualquier definición sea tan inestable como el mismo estado… "del tiempo” pues mientras lo hace , es decir , mientras se define , en ese mismo momento se niega y cambia de piel en segundos, de acuerdo a un juego de intereses e hipocondrías institucionales y mediáticas que hacen que las corrientes en su vertiginosidad, nos recuerden que el carnicero tiempo como lo llamo en algún momento Octavio Paz, cada vez da menos tregua a quienes no hemos podido todavía con el confuso devenir de las renacientes vanguardias, entiéndase, investigaciones, convocatorias y todos los proyectos curatoriales que se han propuesto con muy patrióticas intensiones, insertar y regular con peores resultados en estos últimos 10 años confiados en la intención de darle plataformas; y mas aún, formas que puedan equipar estos discursos camino al futuro incierto que a todos les preocupa.
De todas maneras cada diagnostico de algún modo hace de rompe olas ante las mareas del espíritu que naufraga en su baso de agua, sofocándose en el mundo de las identidades prestadas y los difusos y mal sintonizados discursos que lo atrapan. Esta persecución de “formas”, también ideales incorporan desde lo motivacional y conductivo, intelectos dormidos en los discursos de la “antigua posmodernidad” que van asimilando los mas disparatados perspectivismos del grupo de curators de cuyas inquietudes y amaneramientos se nutre el concepto que definirá lo moderno proponiéndolo desde una puerilidad y arrogancia que muelen el carácter de los que vienen en forma de albóndigas de pensamientos previamente amasados, y los presentan al mundo cuando por medio de su práctica y proyección adquiere un cierto e inquietante ontologismo. m. Fil. Teoría de Gioberti, filósofo italiano del siglo XIX, que pretende explicar el origen de las ideas mediante la adecuada intuición del Ser absoluto.
Metamorfoseado a fuerza de aperturas irrisorias y articuladas en discursos que niegan de plano importantes puntos de partida para el análisis del “problema”, cerrándole el camino al libre parecer e incorporando en su lugar planteamientos caleidoscópicos venidos de un “democratisismo” infestado de conveniencias y dejos de institucionalidad que generan eso que Estos nefastos brotes de escrupulosa y casi paternal inclusión hacen creer que se están teniendo en cuenta otras formas de ver y percibir el nuevo y siempre renaciente mundo, aunque muy en el fondo estén destripando el carácter del insipiente quien facilita desde su juicioso acatamiento rutinas del intelectual exhibicionismo que dan como resultado un pastel de muchos pisos y pocos comensales para la fiesta de tan egregia longanimidad.
En estos últimos años, tanto las investigaciones que del arte contemporáneo se han hecho en Colombia como los ambiciosos proyectos curatoriales, proyecto pentágono y los consecuentes salones nacionales, han marcado el camino con migajas, basados en la intención de marcar desde los incómodos aglutinantes del estado, un panorama mas o menos claro del problema con la intención de no perder el camino de regreso, obviamente estamos perdidos en el proyecto ineludible del eterno retorno; este panorama cada vez menos familiar y que va generando un aislamiento en medio del océano de aconteceres que la globalización trae sin puertos seguros, se podría decir que es lo único que tenemos por ahora .



insisto en esta relación arte y estado, donde de alguna manera el reconocimiento estatal amordaza a los detractores naturales para quienes tales consideraciones los hace delirar al punto de perder sus propias huellas.  Peor de lo que lo hacen con sus obras o conjeturas para los renacientes pensadores entiéndase detractores o activos críticos del acontecer histórico cuyos discursos se ablandan de tal manera que se ven irremediablemente abocados a una especie de “reportería estética” desde ese exhibicionismo rampante que caracteriza las nuevas  perfomansias  justificando desde unas impensadas poses, aquel ingenio despecho enconado de doloso Prometeo y esa malformación evidente de que fueron objeto casi todos los nuevos licenciados que la academia produjo con tan frágil entelequia y miserable levedad frente al conocimiento propio y la común asimilación de sus mas secretas relaciones con el universo.
Las convocatorias que programa en la actualidad el ministerio de cultura (mini –misterio de cultura), no son la excepción y podría asegurar desde este particular punto de vista, que son el resultado de un muy interesante y por que no medio bizantino despropósito por discursear y con el cual fuerzan procesos de indecisa inspiración, dado que las somnolientas y jóvenes mentes ya no producen los ríos furiosos de testosterona colorida y beligerante de una barracuda como Alejandro Obregón y las delicadas y tal vez por ello amaneradas inflamaciones de un Botero desbordado como el exquisito arriero que es.
En los conventillos donde supuestamente se dan a la tarea de pensar con inusitada provocación sobre los nuevos avatares del espíritu del arte en la actualidad y sus pintorescas desviaciones de modernidad, “pastan” con holgura y gran placidez, y sin extenuantes cavilaciones todas las mentes de la joven vanguardia, convencidos no sabemos por cual de las tantas ingenuidades académicas, que el arte ya solo puede vivir de ideas y como si la obra fuera la idea en si misma se suman a los tantos pasatiempos que desde las bellas manualidades engendran un preciosismo con el consabido discurso materializador que por lo menos justifique el juego de pensar solo y únicamente por recompensas. De esa manera se ha de producir en un orden paradojal ...el nuevo arte.






Esta depredación sobre el espíritu rebelde y creativo, se ejerce bajo una evidente influencia conductivista que opera sobre el ingenio que asciende. La convocatoria da materia para analizar y se dirige a las distintas regiones del país y a toda clase de personas, sobre el entendido de que cualquier individuo tiene acceso a dicha propuesta solo si consiente en meditar o conceptuar en base a una idea desglosada por quienes median con el establecimiento y partiendo de una suerte de temas propuestos y como ellos lo llaman plata-formas que sabrá Dios por cual de las tantas instancias del plan maestro será asimilada para que traiga una pobre conciencia, ya sea venida de lejos o de mas lejos aún en los artistas, y hasta del común con su casual y desprevenido traje de incógnitas y realmente lejos de su autonomía y  de su propio sentido.
Estos pensamientos sin un criterio de experticia inscrito en los ajustes del discurso postmoderno, dejan ver el estado de interesantísima desviación en el que se encuentra ese  reiterado “pedagogismo” con el que se pretende conducir en el paraíso herrumbroso de lo propositivo al espíritu salvaje del creador actual entregado ya sin carácter, al establecimiento alejando a los nuevos proponentes de su verdadera vanguardia y personalidad, no es extraño ver a los nuevos “conceptuantes” ahí esperando sentados en sus ambiciones cada año, estas convocatorias que desde la imaginaria línea de partida, da comienzo con un banderazo a las nuevas carreras de la modernidad manipulada por los curadores de quienes decía un amigo, que mas bien parecían curanderos, algo que encontré ofensivo con los sabios chamanes de quienes sí aprenderíamos a curar los males del lo nuevo siglo.



Cierto es que estos intentos de agrupar, unificar, estandarizar, clasificar, ponerle rotulo, que ponen a “reflexionar” sobre el mundo y su extraña relación con la región y el arte, son sinceramente cada día mas descabelladas y pretenciosas, que desde su estrafalario intelecto como en una forma de exquisita pesquisa, a todo y a todos los convoca como tratando de pescar en aguas muy “tranquilas” y desde unos planteamientos audazmente incomprensibles bajo cuya influencia van cayendo uno a uno los jóvenes artistas que como polillas se avienen a la luz que irremediablemente los tumbará y entre sus propios tumbos solo habrá un piso seguro, sin riesgo de merecer el cielo prometido por las irrisorias bolsas de trabajo.
Es por ello que en el universo de la imagen técnica el activismo artístico vuelve a verse sometido a la aterradora lógica de la antinomia: no le queda otro remedio que intervenir desde el dominio separado de la institución -para desde él ejercer la crítica de la representación en que se apoya la presunción de legitimidad de su existir escindido. Es en esa pérdida progresiva de sentido donde puede -precisamente ahora, en el marco de las actuales sociedades de la información- abordarse renovadamente un proyecto de liquidación revolucionaria del existir separado de la esfera de lo artístico, sostenido ya exclusivamente en la propia inercia de su condición institucionalizada -y ni siquiera ya en el sistema de necesidades simbólicas de los hombres actuales. En esa disolución del existir separado -que supondría el reconocimiento de su inmersión indiferenciada en el sistema general de la imagen, y de su plena equivalencia a múltiples otras prácticas de comunicación intersubjetiva y producción de socialidad (cine, urbanismo, ...)- radicaría entonces la singularísima forma de su contemporánea politización -una politización del propio estatuto ontológico de la representación, de la imagen, que, en passant, supondría la negación de su existencia separada como esfera autónoma de los mundos de vida… y decía así
La Dirección de Artes Visuales del Ministerio de Cultura, las Secretarías de Cultura e Institutos de Cultura locales y departamentales, al igual que las instituciones museísticas, culturales y académicas de los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío invitan a participar a todos los artistas creadores y personas interesadas en las prácticas artísticas contemporáneas, tanto individual como colectivamente, a la presentación de proyectos que indaguen, reflexionen o expandan ideas sobre las relaciones arte y economía. Esto daría la impresión de que cualquiera pude acceder a pensar en colectivo y bajo todo tipo de regulación o argumento como por ejemplo; es un proyecto de]arte, intercambios y transacciones[Inversiones: investigación curatorial interdisciplinario liderado por los curadores independientes Femke Lutgerink, Adriana Ríos, Análida Cruz y Carlos Uribe el cual plantea diversas plataformas de revisión y reflexión sobre la economía por parte de los agentes del campo artístico (artistas, curadores, investigadores, gestores, administradores, periodistas, docentes, espectadores, ciudadanía, etc.,), así como de especialistas de diversas disciplinas como economistas, sociólogos, comunicadores sociales, entre otros, provenientes de la zona Centro Occidente de Colombia, departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío. El cual plantea diversas plataformas de revisión y reflexión sobre la economía por parte de los agentes del campo artístico (artistas, curadores, investigadores, gestores, administradores, periodistas, docentes, espectadores, ciudadanía, etc.,), así como de especialistas de diversas disciplinas como economistas, sociólogos, comunicadores sociales, entre otros, provenientes de la zona Centro Occidente de Colombia, departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío. Básicamente esta es la convocatoria con que estas personas buscan indagar
Estos curadores que aún saben poco de curanderos, se dieron a la tortuosa tarea de convocar bajo un cardumen de pautas que engendran y des-engendran posiciones y oposiciones a una suerte de sujetos sujetados a reglas de juego pre estableciditas. Esto es una muestra de la extraña disponibilidad del estado frente a estas re- pensadísimas pautas destinadas a generar cierta forma de competitividad desorientadora y castrante que nos alejaran cada vez mas y mas del verdadero carácter que debe representar la posmodernidad, desligada de los recursos, cursos y concursos que el discurso del estado contrata pretendiendo integrar en un intento por darle sentido a lo que por su propia y original naturaleza no lo tiene y que ya desde el principio y desde los somníferos económicos, dígase bolsas de trabajo, o aprobatorias recompensas, acallan por un tiempo nada mas los hambrientos artistas que precisan de semejantes incentivos para reflexionar como en una forma de de conductismo de paupérrimo reconocimiento. Bueno pues me temo que solo esto faltaba…miremos de frente el asunto y la practica de tan mascadísima propuesta, inquieta desde la intención que pretende dar inquietud y pensamiento sobre el pobre discurso a que tanto el estado como la modernidad acceden. Paliativos que dejan ver la relativa tolerancia del estado frente a sus prefabricados detractores. Hay que ver bien a estos cultores del pensamiento libretiado….cuando al “artista “creador o creedor se le coarta el único modo de expresión autentico y liberador, lo que tendremos en su lugar y con los años será una forma de zombismo retardatario y ciertamente inquietante si nos damos a la tarea de analizar la forma en que se fue dando esta extraña y no menos novedosa forma del arte. Y dice así;
esteticismo. m. Actitud de quienes, al crear o valorar obras literarias y artísticas, conceden importancia primordial a la belleza, anteponiéndola a los aspectos intelectuales, religiosos, morales, sociales, etc.
Esto esta dedicado enteramente a todos los que no han podido contar su propia historia, a los que de alguna manera, les fue imposible respirar mejor creyendo en ellos y a pesar de su enorme talento fracasaron para si mismos.
PROLOGO Grafitti de Carlos Enrrique Hoyos (Embera Catío)



El Informe del informe

Tanto saber y mas tarde tanto ignorar... el desglosamiento de una serie de certezas rele-idas, todas improbables durante ese mínimo tiempo, fue así como aprendimos de lo que ya sabíamos que ignorábamos por nuestras propias percepciones, no se si está claro pero es así, la critica siempre aparece, y como sin sustancia, opina, y lo que apunta, abre surcos en la conciencia, y a pesar de ser inoportuna y casi siempre insuficiente y amañada, es hada madrina y diana cazadora, es crítica como su suerte y con suerte se apodera cada día, de una buena parte de la libre voluntad o creencia y por consiguiente de la expresión liberadora que cada día trae consigo.

Y para el caso, este informe en busca de su forma, que a pesar de tenerlas todas no tiene forma propia, y desarrollarla ha sido una manera de contar mis propias "deformasiones" abordando las ideas que apenas me van a permitir comunicar lo que creo del arte. Reconozco que desde el principio me ocupó más la idea de especular con lo que el arte hacia de mi, visualizandolo como el santo Grial de las humanas alteraciones, algo normal y casi como lo hacen todos. no sin antes experimentar una sumision y una entrega sin argumentos, ya después con la práctica y los años fui entendiendo, para la salvación de mi criterio, que este asunto debería de ser lo contrario, es decir: que el arte debería ser lo que yo quisiera , y esto es sin duda lo que irrita a la gran mayoría de los artistas que apenas dicen de si mismos, se amparan en las primeras lecturas que mas o menos se relacionan con lo que algún día "llegaremos a ser"... como si ya no fuéramos. En la anterior modernidad, en el siglo pasado, los artistas asumieron sin tanta cavilación su papel de naturales descubridores, eso si, desde el sitial de un carácter particularmente explosivo y especialmente dadivosos en sensibilidad y hasta la demencia; en errores y certezas sin igual. Todos los que pudieron tener un criterio propio, se arriesgaron a comunicarlo y tuvieron reconocimiento, Picasso, por ejemplo, la fuente inagotable de su inspiración fue la libertad y que sin otra argumentación él la supo convocar en cada linea, en cada idea, supo desde muy pronto que las cosas serian como él las estaba imaginando y por ello fue Picasso quien hoy "es"... así haya desaparecido, hace décadas.



Mi caso en particular no ha de ser la excepción, por que uno intenta escribir como "es", sin embargo, uno descubre para su asombro, que de todos los colchones filosóficos, ninguno a confortado tanto su espíritu como el hecho mismo de repensar el oficio en una espiral de gracia o desgracia relacionadas constantemente con las convenciones propias del travajo, que es lo que en ultimas nos alluda a trascender a esas lejanías del espíritu ayanando desde el quehacer, el ser particular, el mundo de ensoñacion o patetica desviación que nos muestra la fecunda realidad. Esto me puso a pensar en las cosas, que a mi juicio, han permitido comunicar algo, y que tiene que ver con los rigores de la vida ligada al arte para siempre y en la superficie de una cosa, de cualquier cosa y que cuando la cosa es una obra de arte , pues ya a dejado de ser cosa  y ciertamente se va transmutando en objeto, pues el objeto es abiertamente el objetivo, la razón de del pensamiento, con el fin de que este no desvaríe.

Las nuevas tendencias y filosofías que se imponen en este tiempo y que la critica y los estados reproducen desde su extraña cognición, tratan de legitimar su situación para ingresar en la cadena alimentaría, algo que casi que obliga a la comodidad parásita... que mantiene sin duda una visión complicada y miope para otras formas de ver y pensar el arte de ahora.
Las certezas vivirán para siempre y nosotros tal vez estamos para animar aún más nuestras dudas, digeribles en términos y modales que promuevan un estilo libre que anime las perspectivas del espíritu post moderno en un mundo que no sea moldeado por la manipulación y el establecimiento, ni mucho menos por el engaño y la violensia.
El tiempo se ufana en sus afanes parsimoniosos; así que habrá que creer que lo tenemos, esa conciencia ya nos dará las palabras que se irán relacionando con nuestra personal concepción del arte y sus abarcables estados, eso sí, mientras lo sorteamos con nuestras propias manos y hasta con el cuerpo todo.
Estos serian unos buenos ejemplos con los que podria puntualizar este prologo
-->

--> --> Etereos














Capitulo I


EL RENACIMIENTO DE NUETROS DIAS
Al buen gusto y sus rarezas

Nuestros días son los mismos días de los primeros seres humanos. Contenemos el resplandor de sus atrasos y las contadas opalescencias de sus renacimientos. Somos el mito y el eslabón encallados en las teorías de turno. Nada nos detiene por que somos la única sustancia que se ilusiona y se enamora con todo cuanto trae a cuestas.
Encallamos en la vida propia y con el sino del fenómeno aún sin resolver.





VER-L-O-S-E-R


Cuando uno mira, nunca se percata  que lo hace dos veces, pues la periferia que abarca un ojo, es siempre el misterio del otro, y aunque lo que registran por separado, confluye y se unifica en lo mas alto de aquella afiligranada arquitectura mental, ambas visiones hermosean las fachadas de nuestro entendimiento: la blanca y altísima vela que se despliega durante las durísimas jornadas a bordo de la conciencia y de nuestras ilusiones,  navegamos en la agitada y maravillosa realidad en la  marea que nos circunda.... Y así; polarizados en la visión y en el tacto, nos acostumbramos a diferir y escoger con el nervioso palpitar de una brújula humana, lo que arriesgaremos a la suerte en las espinas cardinales de aquella rosa de los vientos, en donde cada navegante, desflora con aplicación las difíciles noches de insomnio.


La Crítica Crítica de los criticos criticos
Un cultivo de términos siempre es lo que nos deja la modernidad. Su lógica, aún persigue un sentido que sea capaz de redescubrir el lugar del arte en la actualidad; Las artes puras , las artes aplicadas, las bellas artes y ahora las artes visuales, todas enfrascadas, como a la fuerza en un discurso que trata de ordenar las expresiones actuales, cuya dinámica se resiste, por su propia naturaleza, a ser definida.
Se decapitan los rasgos más normativos de cada tendencia para que en su lugar ajustemos un aspecto de teoría enfebrecida y poéticamente patética, en donde se exponen las aparatosas conexiones sustentadas desde un escenario, lleno de victimas atentas, inocentes ...(los artistas) enseñando la extraña y retocada represión sobre su espíritu, que en todo caso, satisface a los teóricos, puristas de la forma y el procedimiento.
Desde los días primigenios en que apenas sospechábamos, con cierta primitiva avidez, el arte y sus primeras pisadas en los umbrales del espíritu humano; este nuevo y liberador instrumento , nos sirvió de alguna manera para comunicar nuestras sofisticadas visiones en aquel salvaje cotidiano, posibilitando las primeras imágenes de nuestros ancestrales miedos. Cómo serían esos primeros rallos de luz y de conciencia en la oquedad de las cuevas Altamiranas y de la modernísima conciencia humana de entonces (por que siempre ha sido moderna).
Siempre por temor a la muerte, el arte aparece de la nada, y desde su silencio y su refinada quietud e intensiones, nos mira gravemente.
La historia del arte no expone un episodio que no haya sido impresionante, antes de ser interpretado, de cualquier forma. De esta manera se articuló una relativa historia de aquel arte, y digo relativa por que esa historia además de haber sido brutalmente objetual, fracaso en estos tramites del capricho histórico, y desde unas memorizadas conjeturas pervive. Y por qué de aquel arte? por que esas eran otras dudas y otras certezas.
Digamos que las cosas no han cambiado mucho desde entonces, y que el teórico sigue intentando un arquetipo, proto-típico para cada tiempo, de acuerdo a las percepciones que capturan su conciencia frente a cualquier obra... o cosa. Este puede ser perfectamente el caso.







Una tendencia es, como en la moda, una corriente que todo lo irriga con sus locuacidades y sus gritos, cotarros intelectuales que apenas pueden definir las consecuencias que generan sus argumentos durante la actualidad que corresponda, y todo esto en perspectiva a una larga e interminable sita del pasado. Tan extraña y claramente difusa, que no hay definiciones que valgan mas que lo que pueden explicar sin tanto enredo las simples acciones del artista.







Estas mutaciones en la forma y el discurso, han provocado un cataclismo de términos que como en la vieja torre de Babel, nos alejaron del acceso al ascenso que cualquier tendencia construye para legitimar su origen y la extensión de sus hallazgos o descabelladas sospechas. Los hallazgos se enfrentan a esta nueva realidad da la impresión, que el discurso crítico teórico inyecta en las obras de las nuevas generaciones. Es como una especie de enfermedad de la que deberíamos extractar un poco para producir un efecto contrario que sea contrario al discurso del otro, capaz de detener, si lo quisiera, esta fiebre tan alta por el argumento, que hace cada vez más raquítico y vulnerable el estado “físico” del arte en la actualidad.
Los artistas desde siempre, y por serlo seguramente, se entregan
a la intuición llana y enigmática.
la investigación frívola o más bien friolenta que exigen las circunstancias actuales, quedaban en un segundo plano. hay en los críticos críticos y críticos Artistas un no se qué de funámbulos atravesando algo en puntillas, como sin querer despertar sospechas de su riesgo. Obra tenaz la del critico buscar en la obra, un aliento que ya no tiene; que perdió mientras escribía.
Sin los favores de la gran obra maestra, la libertad seria una utopía, único carburante perdurable que le daba sentido a su formación más que salidas y mas salidas a su abigarrada información, justo en este momento sin un sentido consistente , como si fuesen reproductores de una actualidad redentora y por lo visto y oído, inabordable.
En el Medioevo, no era política ni moralmente aceptable develar ciertas percepciones que los tribunales de la santa inquisición podrían definir como un nexo maligno que atentaba contra los principios y las buenas costumbres de aquel entonces, tan salvaje como los del extraño orden que nos mueve en la actualidad y que no admite, desde ningún punto de vista, otra realidad de las tantas que el arte aborda, y en los buenos casos, más por su “deber” qué por su inspiración.
Aquella intimidad super sensitiva con el objeto, mostraba lo importante que era en ese tiempo, el tiempo para cada oficio y todo lo que con este se podía pagar, incluyendo la vida y en el peor de los casos:la salvación del alma.
El artista, siempre tan egoísta en sus distracciones, tiene como único fin: su obra, al igual que el zapatero; su zapato. Ha sido él artista y su inquieto sentir y parecer, quien estableció una teoría más o menos razonable sobre su arte y por encima de todo lo que del arte digan los especialistas, es el artista quien ha vivido más en aquella indigencia fértil de los propios conceptos, para sobrevivir a los embates de alguna critica mal formada ya sea favorable o desfavorable. Esta acción no difiere demasiado de la que el ciego invierte cuando advierte su destino, atesorando certidumbre en sus acciones.
Detrás de sus ademanes, el artista en su accionar creativo, intenta legitimar sus creencias tanto como sus limitaciones. Aquella incertidumbre tenaz que nos pone a sortear lo que somos, nos hace involuntariamente primitivos y extremadamente anecdóticos, por que seguramente también encuentra atención lo que no somos.
Probablemente seamos, como dice Miguel Hernández: "un caballo muerto dando coces en el tiempo que corroe", o podríamos también representar a todas las cosas y tendencias y al mismo tiempo, a la nada natural tan sin tiempo ni misterios. Los artistas latinoamericanos provenimos del continente de las sangrientas utopías y somos los primeros resultados de una multiétnia pluricultural con el sino de la guerra aún marcándolo todo, esta circunstancia, a la vez que nos humilla , también... nos elimina y nos olvida. Podría pasar que sea esta característica la que establezca una especial forma de superioridad frente a otras culturas, dormidas en los sortilegios de una siempre incierta prosperidad económica, que les impide calcular el problema que los rodea.
En el arte cada quien deberá empeñar lo propio hasta procurarse una investidura fruto de los aciertos que operan solo en una consciencia activa; en esta manifestación de las cosas en las que el artista deja su corazón y sus peores obsesiones, se ensañaran los que sepan verdaderamente de arte , sin asegurar que sean los que mejor lo perciban, o que tales obsesiones sean condición para ser artista.

Ser A rtista
El "idioma" nos babelizó, flaquea y nos abandona cuando se desea nombrar algo. Adheridos a esa suspicacia como trunca de la critica, nada se aclara, nada que no sea la bendita necesidad de ser artista, en uso y abuso de razón, defendiendo siempre una intuición inesperada, y sin temor al ridículo dar los pasos, los primeros, los últimos hacia la obra y hacer tiempo con ella.
Digamos que el arte existe en quien se lo “crea” y pueda demostrarlo sin atropellar su propia integridad, saber de la incipiente jerarquía que le corona, partir como los bomberos voluntarios al llamado de las llamas, afianzándose en los pisos indecisos y las barandas rotas, en la extraña bisutería que desglosa la sensibilidad humana y sus rutinas. Son las tendencias y la gravedad de sus filosofías, lo que transforman: hasta la forma de ir por el mundo, adheridos a esa corriente superior que los inquieta hasta la obra. Es cuando la consciencia se fortalece para presenciar las novedosas implosiones del sentido propio o eso que llaman inspiración, reflejado imperiosamente en una superficie duradera.
Ser artista en estos tiempos y en los de antes, ya sea con los objetos o con las palabras, es algo mas grave que no ser nada, pues los artistas no tienen las pruebas de ningún milagro tecnológico o argumental, únicamente las inquietudes de su imaginación vagando como luminosas apariciones que difícilmente se explican, sin atender a los vericuetos de la vida conectada irremediablemente a la “obra de arte”.
El mundo mientras tanto contempla las obras maestras y sus fenómenos hereditarios cuando danzan con glamour por los extensos salones del museo, donde festejan con la luz y sus tradiciones de sombra, el acontecimiento que las delata junto a las primeras horas de cada día, de cada historia, de cada ser que las visita en su encierro de fieras domesticadas por el “buen gusto” y los altos precios.
Los artistas sugieren con su obra, una acción pública que evoca con solvencia técnica y provoca sin prudencia, y así hasta que hayan indicios de algún lenguaje que hace que la gracia les sonría y el atraso se arrepienta.
Con los destinos aledaños: los de todos, los de siempre, uno alcanza cierta plenitud frente a sus empeños y por qué no, también de cara a las grandes obsesiones, que develan algunas empresas magnificas y absurdas del espíritu, a diferencia de una visión devastada por el confort o la precariedad que en estos tiempos tanto podrian inquietarnos.
Un carácter informado es un carácter doblegado por un cepo histórico que no admite otras irradiaciones, tal ves menos latentes y sin catalogar.
Del Carácter
En el arte un carácter vale más que mil imágenes o “acciones”, esto lo dejaron más que probado todos los artistas que la historia recuerda y los connotados ejemplos de aquellos movimientos como el Dada, el Surrealismo, Expresionismo, el Cubismo, el Fauvismo, todas  geniales,  el espesial postismo español síndrome del discurso y legendarias divisiones que le dieron mas vísceras a la retina feroz del arte de aquel tiempo, la critica que deja sus huellas por todo el lugar como un criminal perpetuador desea que siempre lo “descubran” en el primer acto.
No podemos negar esa extraña irradiación que una obra maestra , empieza a despedir para sobrevivir por si sola, esa relación con el exterior hace que su carácter de obra, obre constantemente sobre si misma, afianzando con los años, su exotismo y su encanto religioso, que respira más con el brillo de sus años y en silencio infinito, inhala los misterios que la rodean.
En la actualidad nada compromete un pensamiento libre, aunque sí un miedo y un mal gusto contemporáneos que demuestran que la obra por si misma no puede, que es un pobre objeto para el cual primero se dispuso un sustento argumental, como planificando ideas para que no mueran de hambre en el futuro argumental que les espera para devorarlas.


La génesis del objeto

Su abastecida prehistoria, deberá ser resuelta con la precisión de las palabras, ya que fue el producto de la precisión de los acontecimientos; primero el objeto que será al final del esfuerzo, sustantivado o substanciado desde una perspectiva tan distinta al hecho de la manualidad y sus cualidades técnicas, que la hace aún más cercana o precisa a la nueva realidad que el objeto invade.
después hacerlo no será más consistente que lo que hacemos para después nombrarlo, hay en esto último una minuciosidad qué únicamente logramos con lo que podemos ver en detalle y definirlo a fondo y únicamente por que fueron las manos del artista quien lo rescato de la nada y ya sus palabras al abordarlo, como en una cita con la vida decididamente le darán carburante al espíritu que las creyó.
La obra como producto de un desglosamiento de ideas compulsivamente ordenadas que casan perfectamente en un objeto, carecen en su mayoría de sentido propio, y por lo contrario se insuflan de un sentido ajeno a su intención germinal, En cambio hay detalles en la obra maestra, expresiones fértiles , sugerencias que esperan por un espíritu juicioso que las reconozca, propuestas de locura expuesta como un preciado fósil que alguien acariciará en otro tiempo. Estas obras están vivas para siempre, por que aún les queda algún emisferio virgen por develar.
El proceso creativo se ve alterado por este "nuevo desorden" critico que a todos nos concierne, por que siempre queremos explicar las cosas antes de realizarlas.
De antemano la obra de arte se lanza al vació y se hace tan brillante y atractiva como las materias que esperaron por un impulso, calido, caótico y vertebrado que rompa el silencio, muchas expresiones de ahora tal párese que se hacen valientes de la nada sin forma o con todas en el lenguaje. Las nuevas generaciones están enfrascadas en una frustración por fortuna expresada y en otras ocasiones dolorosamente represada, que no les permite contar con su propia historia, las normas o normativas estéticas que impone un modo de pensar y hasta de hacer, tendencias o tentativas de tendencias que se atreven a continuar diciendo con palabras que entretienen una idea que no se supera en la semántica ni se resuelve con otras valoraciones de entrega total que active un lenguaje que les permita atajos conducentes al éxtasis del hallazgo. Los remanentes de visualización que la academia no contempla, eran luces de otros tiempos en los que el oscurantismo no era tan latente como este de ahora con tanta y tan proliferante información que hace creer que ya todo está escrito.
Y puede ser, pero la información proviene del hemisferio de la hermética formación, hasta la ciencia lo explica en cualquiera de sus laberintos. La formación es una receta muy antigua que mientras hace alternativamente dice de sí misma y simplemente se expresa y por ende: se define.
Que será lo que hay dentro que no se puede ocultar con un manto de información desmesurada, como sí de ideas viviera el arte; ninguna idea será mejor que media percepción, esta se codifica en formas de uso visual después de haber vibrado en la sangre que revierte en formas presentidas como sutiles referentes de legitimidad de un ingenio en vida.