Capitulo I



EL RENACIMIENTO DE NUETROS DIAS
Al buen gusto y sus rarezas

Nuestros días son los mismos días de los primeros hombres. Contenemos el resplandor de sus atrasos y las contadas opalescencias de sus renacimientos. Somos el mito y el eslabón encallado en las teorías de turno. Nada nos detiene por que somos la única sustancia que se ilusiona y se enamora con todo cuanto trae a cuestas.
Encallamos en la vida propia y con el sino del fenómeno sin resolver, esto es como ver al final el sol en el centro, y por último doble principio del sol que media entre su dualidad y el fenómeno que lo reafirma cundo le mira.



R - E - S - O - L - VER ---VER-L-O-S-E-R


Cuando uno mira, nunca se percata de que lo hace dos veces, pues la periferia que abarca un ojo, es siempre el misterio del otro, y aunque lo que registran por separado, confluye y se unifica en lo mas alto de aquella afiligranada arquitectura mental, ambas visiones hermosean las fachadas de nuestro entendimiento: la blanca y altísima vela que se inflama durante las durísimas jornadas a bordo de la conciencia y de nuestras ilusiones, navegaremos para siempre en la agitada y maravillosa realidad cuya marea nos circunda.... Y así; polarizados en la visión y en el tacto, nos acostumbramos a diferir y escoger con el nervioso palpitar de una brújula humana, lo que arriesgaremos a la suerte en las espinas cardinales de aquella rosa de los vientos, en donde cada navegante, desflora con aplicación las difíciles noches de insomnio ...tambien las dichas.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Es realmente un trabajo poético casi hierático y por eso admirable. Es maravilloso poder ver cuando un artista se apropia del medio y la herramienta para dejarnos entrever cómo es la realidad que se agita en su cabeza, uno se ve casi obligado a dar las gracias por compartirlo.