COMPONENTES DE LUZ
Una Mención a la Dimensión
Creamos de nuevo en la palabra por que con ella podemos tejer seguramente, y de muchísimas formas:
un mundo de luz.
El ojo: más que información pasiva requiere de formación en los rigores de la luz activa. Su naturaleza circular; su morfología obedece a una realidad residual que vibra con las últimas ondas de luminosidad, que estimulan la retina imprimiéndole volumen a las obsesiones personales (en la obra) y una actividad impresionante a los contornos del alma colectiva... (en el público).
Los componentes, a diferencia de las composiciones, estimulan espectros, no gustos, ni extractada información, los componentes vacilan en sus medidas como distancias oníricas rodeadas por implosiones de consciencias agudas, en tanto que perfectamente científicas (...). Es decir: ciento por ciento estimulantes para el ojo que se atreve a considerar con la poesía aquel profundo plano que pide a gritos una obserbación sin los huesos dialécticos del romanticismo alemán, un canto propio que cite menos e incite a una perspectiva tan exquisita en detalles inexplicables como la obra y valiéndose, eso sí, de un aliento capaz de valorar una obra con otra.
La luz tiene manos de madera y cartografías complejas de un destino como pintado.
La luz desglosa puertos propicios para su consciencia cromática y escoge fondos enfebrecidos que figuran verticales de fondo, valoraciones del mundo anterior a la nada que se bate en lo invisible. Los resultados que arroja la luz no se diferencian de los que la ciencia emplea para definir el producto de un juicioso seguimiento de las variaciones microscópicamente visibles (vibratos del contorno inspirador-a-mente difíciles de ver si uno no se fija bien en la superficie de cada fondo) registrando las consecuencias que en este caso, magnetizan cierto aumento en la definición del arquetipo que responde a lo anterior ( impulso generador de la imagen visual) recreada en reflexiones que corresponden más o menos a lo siguiente:
Aquí toda línea recta es apenas el comienzo de una gran curva. Las hipótesis de puntos consecuenciales hacen de toda estructuración rectilínea algo temporal. Lo extraño de esta definición lo explica con mucha claridad la luz, pues en este caso no cuenta la claridad; por eso en la vida real uno no cree que pase, entendiendo por realidad esta insuficiencia de sociedad que nos alumbra lo que pasa, no pasa, por que no parece que pase, pasa primero en la representación para prolongarse hacia el infinito de un óvalo poético, que apenas se explica cuando se cierra al final.
(Visualizando lo cosmogónico, La Luz... es el nombre que uno le pondría a una mañana grata y azul, aunque con formasiones infinitas que tendría acepción, según mi antojo o anteojo poético en : monumentos de Luz, que en esta experiencia estética común aplicaría como matrices de luz).
Esta música visual, en concordancia con las visuales del texto, propone una suerte de filarmonías de color por donde las atmósferas respiran como imitándose durante las influencias de este mundo y sus naturalezas movedizas, geografías extremas y climas extraños: telúricos, tormentosos, volcánicos y tropicales. Figuraciones temporales, presentes, futuras, pasadas, pesadas… y figuras, todas recuerdan que somos ovalados, ópticas ondeantes que se configuran desde lo anterior al presente y con una idea empecinada del futuro que se observa ovulando en la imaginaria retícula de la crítica y en disgregadas partículas de sentido, todos variables y vibrantes, como las tormentas anímicas que suscitaron estas figuraciones de enjambres enigmáticos como paisajes de otro mundo en brumas.
Percepciones matericas de un arbitrio lumínico bien sentido en la pintura y resentido con las palabras. Rituales geométricos y trigonometrías iniciáticas en una óptica que adoptó su lugar por el arte de mirar con los iris mecánicos y la imaginación en las estrellas. Y todo esto para que la palabra sea libre y se exprese de la obra, de cómo obra.
Son fenómenos de luz ensimismada, interior y propicia como las buenas impresiones, liberan aciertos hacia alguna forma de conciencia semántica, adjetiva.
La luz se intenta recoger, reconociendo en el acto pictórico un impulso propiamente visceral que se bate en las alturas del ideal y es en sus arduas ocasiones un puerto esporádico y redentor que solo el artista reconoce en la obra, el fracaso resuelve casi siempre algún camino estético de incomprendida brega... alguien que sabe pintar sin miedo a lo infinito y maravilloso que se oculta en lo pequeño del in _ finito detalle.
La transubstanciación representada (...) verbo y gracia
Una obra maestra se nombra desde sus esporádicos alumbramientos y ritmifícando su memoria con los elementos y sus elementales, en donde la luz se invierte como recurso a la impresión, para que después, desde las palabras se transformen sus rapsodias de color que no aparecen para agradar ni mucho menos como comprobantes relativos a la teoría del color, sino dispuestas al color valorado como fenómeno, para
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